Memoria de un bitxo raro | Reseña de Punki de Juarma

Reseña de Punki de Juarma

Vas por la calle
Un día cualquiera
La chupa sobre el hombro
Más perdido que el copón

Piperrak

Entre lo lóbrego y lo costumbrista, el humor un poco negro de estar vivo, la ternura que habita un rincón al fondo de los cuerpos apaleaos y la violencia descarnada de una juventud sin futuro, se mueve Juarma como pez en el agua. En Punki (Una historia de amor), editado por Blackie Books, el escritor y dibujante underground andaluz retoma el ciclo Villa de la Fuente. Después de la macarra, sobrecogedora y fascinante Al final siempre ganan los monstruos, esta es la segunda parte de una sextología que promete crudeza, varapalos, lazos de sangre, amor, litros, secretos y navajazos.

A diferencia de la primogénita de esta saga, más coral y en la que había una polifonía de voces narrativas, en esta ocasión solo un personaje tiene la batuta de su historia: es Álex, un joven problemático y sensible, con el control de sus impulsos bastante averiado, errático y fiel a sus amigos, adicto al vértigo e hijo de un tiempo gris y de un pueblo que asfixia, que rezuma droga y paro, que supura bilis y angustia. En una narración virtuosa y espídica, rica en saltos temporales y solapada con sucesos de la primera entrega, Álex relata las muescas que marcaron su vida en Villa de la Fuente, desde las hostias de un padre miserable y borracho al descubrimiento de su sexualidad, su amor secreto por su mejor amiga Polly, los inicios del coqueteo -después romance sangrante- con toda clase de sustancias, la salvación de desgañitarse a ritmo de Eskorbuto o tocar el bajo en un grupo punk, la muerte resquebrajando pandillas, los curros de mierda.

Punki es, como anuncia su título, una historia de amor, pero también de cicatriz y desencanto. Una canción destartalada sobre la pobreza rural, la chatarra en la espalda que impide volar a los niños de la periferia y la supervivencia en un sistema hostil y lleno de trampas. Para mí, Juarma no escribe sobre la adicción, sino sobre los tentáculos que la rodean: el vacío y la falta de sentido, un futuro lleno de dientes y un pasado lleno de heridas. El bálsamo de la música o del dibujo y la importancia de la amistad o de la familia son los remos que ayudan a sus personajes a no ahogarse: casetes, manos tendidas, rotuladores, antídotos contra la miseria.

En Punki encontrarás una historia verdaderamente jodida, un pozo de secretos, mucho barro y alguna flor escondida. No hay nadie en nuestras letras como Juarma: su verdad sale por los poros, sin adulterar, como el sudor de un pogo o una lágrima furtiva. No te lo pierdas.

Imagen de portada | Luiz Marcelo Resende/Flickr

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