¿Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud?, se preguntaba Rubén Darío, y puede que lo mismo piense Emmanuel Rosario, el joven fotógrafo que hoy protagoniza nuestro primer Fotoadicta de 2019. Pasearse por sus coloridas instantáneas, un orgasmo para millennials y habitantes de los pasillos de Instagram, parece estar siempre acompañado de aquella famosa canción de Alphaville que prometía hacernos sentir jóvenes para siempre.
Nacido en Harlem y a caballo entre Austin, Texas y Nueva York, este fotógrafo nómada captura y retiene para siempre aventuras, viajes, amistades y momentos íntimos vitales mediante su cámara, una abanderada del Carpe Diem -y también del Carpe Noctem- que congela la luminosidad de la existencia, desde un trago con tu mejor amigo a una canción al volante, rumbo a lo desconocido. Sus instantáneas están pobladas de atardeceres coloridos y amaneceres mágicos, acampadas en las entrañas de la tierra, madrugadas haciendo suyas las calles y la libertad que solamente proporcionan los viajes.
Emmanuel Rosario convierte una Nikon D810, D700 y una Yashica T5 en sus ojos. A través de ellos tú también puedes contemplar fuegos artificiales desde el desierto californiano, dejar que las líneas de la carretera sean un nuevo hogar hacia otros universos o reír dentro de un carrito de la compra acera abajo, como si de un jueves universitario se tratase. Allí dentro, como decía Sabina, «mañana era nunca y nunca era pasado mañana».
Imágenes | Flickr de Emmanuel Rosario
Más información | Instagram de Emmanuel Rosario