¿Ha muerto mamá? (Nórdica Libros) abre un socavón dentro del pecho, como una ardilla, un preso haciendo un butrón o una niña desenterrando un peligroso tesoro. La originalísima novela de la autora noruega Vigdis Hjorth, inquietante como un antiguo hechizo, oscura como un bocadillo de espinas, narra el retorno a casa -tierra hostil- de una mujer recién enviudada y despojada de toda comunicación con su familia por tomar un rumbo distinto del esperado. Su amor, su trabajo artístico y su huida a Utah le valieron el título de persona non grata.
Treinta años después de irse a Utah, la extrañeza del hogar la recibe con una pregunta flotando en el aire. ¿Ha muerto mamá? Pese a tener prohibido por su hermana retomar el contacto con ella, Johanna descuelga el teléfono, alquila un apartamento junto al fiordo y una pequeña cabaña en el bosque a las afueras de la ciudad, atravesando la urbe de su infancia y el gélido paisaje para iniciar un viaje hacia atrás, hacia su yo, hacia su lodo, y hacia sus clavos. Su madre, que como ella es fuego de Hamar, es su cruz, su debilidad y a la vez, su reflejo.
A modo casi de diario, de cuaderno de notas o de monólogo interior, ¿Ha muerto mamá? funciona como una de esas habitaciones oscuras llenas de viejos muebles cubiertos por sábanas, que Johana va destapando. Posos de luz sobre el vacío entre ella y el resto; su madre le dio la vida y hoy sigue envuelta en un halo de misterio, de silencio sepulcral. En la infancia: secretos que laten, vecinas malvadas, cuadernos llenos de sueños y dibujos, enfermedades reconfortantes, pulsiones de tristeza.
Cubiertas por el polvo de la duda, de la deuda y de la decepción, las memorias de la infancia y de la adolescencia cosen los hilos de una relación materno-filial puntiaguda, de dolor, amor a cuentagotas, dependencia y exigencias sociales, de un hogar tirante, de una atmósfera familiar teñida por una pizca de asfixia difícil de ver desde fuera.
A sus sesenta años, Johanna quiere saber cómo ha seguido la vida de su madre: ella también enviudado, también ha peinado canas, pero es ahora una perfecta desconocida. Mientras el frío y un enigmático alce se vuelven los imanes para la creación artística en su cabañita del bosque, también hace sus pesquisas persiguiendo la rutina y buscando que su madre, esa figura aterradora y cercana, vulnerable e invisible a su llamada, le conceda una conversación tres décadas después.
¿Ha muerto mamá? es extrañamente liberadora, catártica como drenar una herida, generosa como el arte, dolorosa como la vida.
Imagen de portada | Ansgar Scheffold en Unsplash