Terrazas, angustias, pájaros | Reseña de Morir es un color de Mario Marín

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Carmen conocía perfectamente los mundos contrarios y sabía que morir no es un verbo, que es un color.

Morir es un color

El protagonista de esta historia está torcido por dentro: trabaja como responsable de la última milla para Amazon, y tiene dos hermanos, uno de ellos hijo de su padre con una mujer china del chino de enfrente. Sin embargo, un buen día algo hace crac. `Una parálisis fría desactiva la realidad a su alrededor. Una angustia enorme como una lámpara de lava en su interior lo rompe por dentro y provoca su ingreso en el Vázquez Díaz, donde le esperan clases de horticultura, escarbar con la psiquiatra para intentar conocer los tentáculos que hay sus ganas de morirse, y forjar una nueva amistad con Carmen, indómita y atípica, de las que nacen en los lugares más extraños. Como las flores radioactivas o las cervezas en los tanatorios: así es también esta novela.

En Morir es un colorpublicado por Ediciones del Viento en una edición azul y amarilla, colores que palpitan como amaneceres, sustos o el cielo de Huelva en determinada época del año- se chocan en los recovecos de un hospital dos almas heridas: la de Santi, devorado por un vacío paralizante, un hueco al que no puede ni poner nombre; y la de Carmen, que remienda con vitalidad risueña y cigarrillos mirando al cielo una adolescencia marcada por el miedo, el asco y los demonios familiares.

Imagen propia

Las portadas y los nombres de los libros siempre me han cautivado y siempre me cautivarán. Muchas veces no hace falta llegar a la sinopsis: la foto inquietante en un día soleado y el título, un dardo cargado de adrenalina, se me clavaron entre ceja y ceja. Y así descubrí la prosa de Mario Marín, única en su especie, un chorro de sinestesia, sorna, ternura y creatividad en peligro de extinción. Una manera deslenguada, cruda y especial de hablar de esas vidas oblicuas marcadas por las enfermedades mentales, por las cruces invisibles, por un pasado lleno de esguinces. Por los que cuentan los días ahogándose sin que les salgan branquias.

Morir es un color te atrapa, te atrapa profundamente. Es un libro envolvente. Es pesimista y a la vez reconfortante, es duro y a la vez divertido. Sobre las ganas de morir y también las de vivir; sobre la amistad-amor como un hechizo, con su dulzura y su mala baba, con su mano tendida y sus carcajadas en el desastre; sobre la redención de contarnos a nosotros y a otros nuestra propia historia; sobre la cura de las palabras, sobre los monstruos y los pájaros. Sin duda, abre el apetito para olisquear y devorar con las fauces todo lo que toque Mario Marín con su pluma insolente y eléctrica, estimulante como un chispazo.

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