Sangre de mi sangre | Reseña de Hermanas de Daisy Johnson

Reseña de Hermanas de Daisy Johnson

Hermanas de Daisy Johnson (Editorial Periférica) tiene una atmósfera inquietante, similar a cuando las hormigas voladoras enloquecen antes de la tormenta o al instante en que los niños sienten un vacío en el estómago, la mala espina primitiva de que va a suceder algo terrible. Los cuentos turbios que retrata Shyamalan en sus películas de estilo inconfundible, o los primeros -y escalofriantes- libros de Stephen King saben cómo espolvorear ese ingrediente magistral que penetra en la médula espinal, una intranquilidad más antigua que el miedo, ese fuera de campo sombrío que incita a quien mira a no despegar los ojos de la historia.

La autora de Hermanas, una fábula triste, siniestra y perturbadora que pide a gritos una adaptación cinematográfica, es la británica Daisy Johnson. A sus 32 años ya ha publicado la colección de relatos Fen (2017) y Bajo la superficie (2018; Periférica 2021), un originalísimo debut que la convirtió en la escritora más joven de la historia nominada al prestigioso premio Booker.

El relato es envolvente desde la primera línea, contado con un estilazo riguroso e hipnótico, porque Daisy Johnson escoge cada palabra con pulcritud para desencadenar una larga sombra tras cada frase. Julio y Septiembre son dos hermanas adolescentes y unidas como el betún desde la infancia, inmersas en su mundo propio, lleno de códigos y marcas. No obstante, no pueden parecerse menos: Septiembre es autoritaria, caprichosa y de carácter marcado, colérica y pasional, mientras que Julio es más apacible, inocente. Dulce, temerosa e ingenua, hace cualquier cosa que le diga su hermana. Su día a día está plagado de escondrijos y rituales, pruebas para demostrarse su lealtad, desafíos macabros y particulares demostraciones de amor. No pueden vivir la una sin la otra.

Hermanas de Daisy Johnson

Tras un suceso apenas insinuado con las chicas malas de su anterior instituto, las hermanas y su madre deberán mudarse a la casa costera destartalada de su tía paterna, situada en la costa británica, en un lugar alejado de la mano de Dios. El espacio, melancólico y opresivo, también apretuja los órganos de quien lee este libro.

¿Hasta dónde es capaz de llegar Julio para demostrar su infinita devoción por Septiembre? ¿Qué sucedió para que la familia haya optado por el ostracismo lejos de Oxford? ¿Se puede querer demasiado a quien es sangre de tu sangre? ¿Dónde empieza una hermana y acaba la otra cuando su vínculo parece forjado con un metal más duro que el kevlar?

Te zamparás Hermanas de Daisy Johnson a bocados, bajo el poderoso imán de su terror psicológico, su poesía espeluznante y sus tintes góticos. Es una historia redonda de dependencia, de pactos sagrados, de uniones tribales y de ritos iniciáticos. Me atrevería a decir que te encantará si flipaste con la película de Canino, te gusta el terror nórdico de Goodnight Mommy y Koko-di Koko-da, o estás buscando un coming of age que te ponga la piel de gallina y el corazón en un puño al meterte en la cama.

Esta es su primera página, para abrir el apetito.

Mi hermana es un agujero negro.

Mi hermana es un tornado.

Mi hermana es el punto final mi hermana es la puerta cerrada con llave mi hermana es un disparo en la oscuridad.

Mi hermana me está esperando.

Mi hermana es un árbol que cae.

Mi hermana es una ventana tapiada.

Mi hermana es un hueso de la suerte mi hermana es el tren nocturno mi hermana es el último paquete de patatas fritas mi hermana es levantarse a las tantas.

Mi hermana es un bosque en llamas.

Mi hermana es un barco que se va a pique.

Mi hermana es la última casa de la calle.

Imagen de portada: Shawn Kent/Flickr

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