Pío pío | Reseña de El enebro de Bárbara Comyns

El enebro de Bárbara Comyns

«Mi madre me mató,

mi padre me comió,

Marlichen, mi hermanita,

recogió mis huesecitos y,

envueltos en un pañuelo,

los enterró bajo el enebro.

Pío, pío, soy un lindo pajarito».

El enebro de Barbara Comyns hace justicia al nombre de la colección de Alba Editorial a la que pertenece: rara avis. Tras su portada verde acecha una versión moderna, inquietante y profunda del clásico de los hermanos Grimm -probablemente, el cuento más macabro jamás contado-. No es un relato cualquiera para mí: mi madre tiene una preciosa versión original de la obra, y escuché decenas de veces El enebro de pequeña, leído en alto por ella a la luz de una vela, un ritual que cultivó mi fascinación temprana por lo siniestro. Cuántos enebros habrá metidos en las médulas espinales de los niños del mundo. A su lado, el lobo de Caperucita es un peluche adorable.

Su historia, que tiene el mismo esqueleto escondido bajo pliegues, personajes complejos y una maternidad torcida, está llena de matices, de compasión y de extrañeza, de realismo mágico y de dobleces intrigantes. A su manera, también acecha la ternura, el ansia de vivir una vida que merezca la pena, la magia de lo cotidiano. Su autora tuvo una vida difícil y narró su infancia dickensiana en otro libro. Aquí, ofrece una mirada turbadora sobre las relaciones tóxicas, los claroscuros del matrimonio, las ascuas de la mentira y el poder de las intuiciones, los sueños y las decisiones.

Por supuesto, aparecen los arquetipos y elementos clásicos del truculento relato original: madrastra, pájaros cantores, huesos y secretos, muerte y bayas venenosas, amores y «un niño rojo como la sangre y blanco como la nieve». En el epicentro, el enebro, ese árbol magnético y sereno que puede tanto albergar alegres ´pícnics campestres como ocultar atrocidades entre sus nudosas raíces. Leerlo antes o después del cuento original es todo un placer.

La protagonista es Bella Winter, cuya cara está atravesada por una cicatriz causada por un accidente de coche con un exnovio tacaño. Madre soltera de una niña negra que esconde de su propia madre, el pasado parece calmarse y el futuro brillar cuando empieza un trabajo nuevo en una encantadora tienda de antigüedades y hace nuevos amigos. El enebro tiene pasajes espeluznantes, otros realmente tristes, muchos que hacen reflexionar sobre la ceguera de los amores envenenados, la cruz de la mala suerte, las segundas oportunidades, el mundo sutil. Las estrellas que nacen estrelladas, y los presentimientos como rayos, y la naturaleza a la que todo vuelve y que todo lo sabe.

Imagen de portada | Andrew Gloor/Unsplash

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