La pintura que nos salva

La artista Paula Bonet pintando+

Decía Andy Warhol que el arte es lo que dejas salir. En el caso de Paula Bonet (1980), esta artista e ilustradora catalana permite que escapen de su interior finales agridulces, mujeres valientes, historias de pérdida y superación bajo un torrente de colores y miles de referencias cinematográficas, musicales y literarias como formas diminutas de salvarte la vida. Tenemos el lujo de hablar con ella tras el éxito cosechado por su libro Qué hacer cuando en la pantalla aparece The end, la publicación reciente de su homenaje al cineasta Truffaut y su proyecto mural en Santiago de Chile. Abre los ojos y disfruta de su magia.

Empezando por el principio de los tiempos, ¿cuál fue el primer dibujo de Paula Bonet?

Esos tiempos son demasiado lejanos…soy incapaz de recordar mi primer dibujo.

Nunca se olvidan las canciones, los libros o las películas que han marcado la infancia y la adolescencia de uno mismo. ¿Cuáles han dejado una huella en ti tan honda que dura hasta el día de hoy?

“Nieve” de Maxence Fermine me dejó gran huella. También “El libro de los abrazos” de Galeano, “Los detectives Salvajes” de Bolaño y “El libro de las ilusiones” de Paul Auster.
Las canciones de Serrat que mi padre escuchaba en bucle. Después vinieron Josh Rouse, Elvis Perkins o Yo la Tengo.

Cuando cumplí 20, las películas de Truffaut. Tuve la suerte de que abrieran un videoclub de cine de autor en el barrio en el que vivía, el Stromboli, y gracias a Daniel Gascó, su propietario, pude descubrir la Nouvelle Vague. Más tarde, “Monsieur Hire” o “The straight story”.

Estudiaste Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia, pero no paraste de moverte, ya que la beca Promoe te llevó a Santiago de Chile y la de Creación Artística a Nueva York. ¿Que formación ha influido en mayor medida en la configuración de tu estilo personal?

Santiago de Chile me marcó profundamente. Llegué al país por azar ya que mi única intención era alejarme todo lo que pudiera de Valencia. Fui a pedir una beca para estudiar en el lugar más lejano con el que mi universidad tuviera un convenio. Ese lugar era la Católica de Chile y gracias a ello acabé aterrizando en el Taller99 de Bellavista, uno de los lugares que más puedo llegar a echar de menos.

La experiencia chilena fue una de las mejores que he tenido y siempre me imagino volviendo a Santiago. Ahora he podido hacerlo, llevo casi un mes y medio pisando de nuevo el suelo del Taller99. Creo que lo que ha configurado mi estilo personal han sido esos viajes, pero también las lecturas, el cine que he consumido y otras experiencias vitales.

Aunque recibiste formación en óleo y diferentes clases de grabados como la xilografía o la litografía, terminaste decantándote por la ilustración. ¿Cuál fue el motivo por el que esta técnica te enamoró más que el resto?

Creo que el hecho de trabajar en la ilustración ha sido algo aislado dentro de mi proyecto artístico. Es un campo que me ha dado mucho y que en un momento en el que necesitaba inmediatez fue el más adecuado para mí pero no es el campo en el que me siento más cómoda. Me emociono con más facilidad trabajando una plancha de cobre o pintando sobre un lino bien preparado.

Remontándonos a tus inicios, te estrenaste en el universo editorial con Leéme, un proyecto que ilustraba un recorrido de ficción literaria junto a Amalia Crespo. ¿Cómo nos definirías ese proyecto desde la actualidad?

“Léeme” fue un proyecto emocionante. Amaia me conoció a través de “El Bestiari Il·lustrat”, un programa cultural de la televisión catalana en el que participé ilustrando las canciones de Mazoni. Me contactó y empezamos a quedar. Amaia me contaba historias y yo dibujaba muchas de ellas. Ricard Peris, que acababa de fundar una pequeña editorial, Andana, nos contactó para publicar nuestro trabajo después de haber visto algunos de aquellos dibujos con texto. Tuvimos que crear un verkami para poder publicarlo tal y como queríamos. Fue muy enriquecedor trabajar mano a mano con Amaia y con Ricard: inventamos la historia juntos y los tres estuvimos todo el tiempo formando parte del todo el proceso. Guardo muy buen recuerdo.

Tu propio rostro es el referente de muchos de tus dibujos, la inmensa mayoría femeninos. ¿Es una manera de definirte a ti misma?

Para mí, el arte, o cualquier acercamiento a este, es un modo de entenderse. O de intentar hacerlo.

Paula Bonet 3

Por otro lado, tu gran color favorito es el rojo. ¿Que asocias a esta tonalidad y por qué tiene tanto protagonismo en tus ilustraciones?

La culpa de todo esto la tiene el texto “Un mar de fuegos” de Galeano. Cuando lo leí la metáfora me atrapó y tiñó de rojo todo mi trabajo.

El año pasado publicaste tu obra Que hacer cuando en la pantalla aparece The end, que desde entonces no ha parado de cosechar éxitos. ¿Por qué un libro de 40 relatos ilustrados acerca de los finales?

Que es un libro sobre finales es algo que supe al acabarlo. “Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End” es un proyecto muy intuitivo, mucho menos planificado que “813” (mi segundo libro). Es una especie de vómito al que intenté dar forma una vez había abandonado mi cuerpo. Que acabara siendo un libro con 40 historias fue muy azaroso. De hecho, esas 40 historias, según el orden en el que se leen, podrían ser una sola.

Parafreaseando tu frase El grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido, ¿qué es para ti lo peor del olvido y lo peor de la memoria?

Ya me gustaría que esa frase fuera mía.
Lo peor del olvido y lo peor de la memoria es el daño que ambos pueden causar.

En aquella estación de pueblo llena de trenes con las puertas cerradas y a oscuras, le acaricié la nuca y el me pidió que no dejara de hacerlo nunca. Yo quise seguir haciéndolo siempre, pero en la pantalla apareció The End y ambos supimos que no podíamos seguir con esa historia.

Los textos que acompañan este libro destacan por una fuerte sensación de nostalgia. ¿Cuáles eran las sensaciones que pretendías evocar en lector con este libro?

Truffaut decía: “Empiezo una película pensando que será divertida y a medida que avanzo me doy cuenta de que solo la podrá salvar la tristeza”.
La nostalgia es un modo de tristeza que se impone en mi trabajo sin que yo pueda hacer nada por evitarlo.

Paula Bonet que hacer cuando en la pantalla sale The end

Además de la tristeza y del poder de los recuerdos, este libro transmite la idea de reinventarse a uno mismo y empezar de cero tras una relación fallida. ¿Eres más optimista que pesimista?

Yo pienso que el “The End” es un libro muy optimista. Se aferra a la vida. Disfruta de los momentos de placer pero también lo hace de los momentos difíciles o complicados, se entiende que de éstos también puede acabar extrayéndose placer, o al menos un aprendizaje para sufrir menos en acontecimientos futuros.

Algunas de tus ilustraciones llevan consigo una pequeña referencia con una banda sonora de recomendación. ¿Cada dibujo está inspirado por una canción concreta, o realizas esta elección es a posteriori?

Algunas de ellas provocaron la existencia de la historia. Otras historias van acompañadas de canciones porque son esas canciones las que escuchaba en bucle mientras todo aquello acontecía.

Sueles escribir tus relatos ilustrados utilizando una sigla para abreviar esa especie de anonimato de los personajes, ¿Contribuye esto a que el lector personalice y los traslade a sus vivencias personales?

Seguramente.

Participaste como ilustradora de pop-ups en el cuento para niños La pequeña Amelie se hace mayor, publicado tanto en catalán como en castellano. ¿Qué nos puedes contar de esta experiencia?

La literatura infantil es un terreno muy complicado. Fue una experiencia positiva pero ardua en muchos momentos.

También, en 2012, ilustraste el poemario Si uneixes tots els punts de Estel Solé. ¿Cómo es el proceso de ponerle color y forma a un poema ajeno?

Cuando el poema ajeno lo ha escrito alguien a quien quieres y admiras tanto como yo lo hago con Estel, es algo que sale solo. Fue un placer inmenso poder poner imagen a sus palabras. Adoro a Estel Solé y creo que tiene un talento abrumador. Para mí es una suerte poder colaborar con ella y tenerla como amiga.

Llevas tres años sin parar de crear y este año, vió la luz 813, tu particular homenaje al cineasta de la nouvelle vague François Truffaut. ¿Podemos saber cuál es tu cinta preferida de este autor?

Es imposible quedarme con una cita concreta. François Truffaut es un pilar en mi formación, y admiro su obra y su figura de tal manera que incluso podríamos llegar a hablar de enamoramiento. Cualquier cita de Truffaut podría acabar convirtiéndose en cita preferida.

¿Qué es lo que te ha enamorado de este director para tomar la decisión de realizar esta obra?

Su relación con la vida. El modo en el que la trasladaba a la pantalla. La necesidad del cine para explicarse e intentar entenderse. Su poca pretenciosidad. Lo honesto de su trabajo. Cómo se relacionaba con sus compañeros de oficio, con sus actores, con la prensa y con su público. Su admiración por otros autores y los constantes homenajes en sus películas (Hitchcock, Maurice Leblanc, Balzac, Chabrol, Buñuel…). Sus temas, sus modos de hacer, su necesidad de contar historias. La energía y la intensidad con la que abordaba cada nuevo proyecto y la poca distancia temporal entre ellos. El hecho de que estuviera tan poco pendiente de las modas. La pasión con la que se enfrentaba a cada nueva película. Cómo era de incansable.

El libro términa diciendo: “Si yo tuviera que elegir un epitafio para ambos sería Ni contigo ni sin ti. Pero nadie pedirá mi opinión”. Puestos a elegir un epitafio, ¿qué te gustaría que pusiese en el tuyo?

Nunca he pensado en cuál me gustaría que fuera mi epitafio. ¿Quizás debería empezar a hacerlo?

Por otro lado, acabas de inaugurar un hermoso proyecto mural en tierras chilenas: «El amor que calla». ¿En qué ha consistido y qué ha supuesto la experiencia para ti?

Cuando Paulina Retamales, la directora de la Feria del Libro de Santiago, supo que estaba en tierras chilenas, me contactó para invitarme a participar en la Feria. Por motivos de calendario no iba a poder estar en Santiago los días en que esta va a llevarse a cabo, así que decidimos hacer una acción previa a la inauguración. Con motivo del 70 aniversario del nobel a Gabriela Mistral se nos ocurrió la idea de hacer un mural que homenajeara su obra.
La experiencia ha sido de las mejores que he vivido. Poner imagen a las palabras de la Mistral ha sido un gran honor, poder hablar de su lucha por la igualdad de género y alejarme del tabú de su homosexualidad ha sido un gran regalo. Pinté la pared de 9x3metros en tres días y la adrenalina no bajó hasta cuatro días después de inaugurarlo. Además me sentía muy privilegiada por poder intervenir uno de los muros mejor situados del Centro Cultural Gabriela Mistral, ubicado en plena Alameda, justo en el trayecto que hacía para ir a la universidad hace 14 años, cuando estuve viviendo en Santiago.

¿Qué tienes pensado hacer a nivel artístico para los próximos meses?

El día 20 de noviembre inauguro junto a la escritora María Leach “No te acabes nunca”, una exposición que habla de la muerte a destiempo. De la aparición de esta cuando no puede inscribirse dentro de ninguna ley que la explique y cambia radicalmente el rumbo de las cosas. Poemas, pinturas, grabados y dibujos que hablan de la cruel desaparición de alguien cercano, de la pérdida de la persona más amada y del inicio de un proceso tan largo como sombrío en el que la superación parece un término imposible.

También trabajo en mi próximo proyecto editorial que en principio saldrá a la luz a finales de 2016 de la mano de Lunwerg.

Por otra parte, el furor de tus adeptos es tal, que cuando por ejemplo hiciste los carteles para el festival de cine de La Cabina, la gente los arrancaba para llevárselos. ¿Cómo llevas el hecho de que tu obra sea cada vez más significativa?

Lo llevo de la mejor manera que puedo. Sintiéndome una privilegiada por poder vivir de mis pinturas y dibujos y por haber podido contactar con un público sin haber tenido ningún intermediario.

¿Cuál es el elogio más bonito que has escuchado sobre una ilustración tuya?

Lo más bonito que me han dicho nunca es que gracias a una obra mía alguien ha llegado a entenderse o a aliviarse.

Tu obra es un constante caleidoscopio de referencias culturales. ¿Nos puedes recomendar un libro, una película y un disco?

Libro: “Infancia”, Coetzee.
Película: “Ardara”, Elsabeth Produccions.
Disco: “Santa ferida”, Ferran Palau.

¿Qué pintores o artistas te producen (casi) síndrome de Stendhal?

Velázquez. Julia Margaret Cameron. Richter. Coetzee. Clarice Lispector.

¿Con qué ilustración y/o frase te despides de nosotros?

Es una plancha de cobre a punto de ser entintada. Forma parte del proyecto “No te acabes nunca»

Paula Bonet creación

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