Las posibles vidas de Irina

El mundo después del cumpleaños Lionel Shriver

¿Qué sería de mi vida si…? es una de las preguntas ineludibles que todo el mundo acaba por hacerse alguna vez; estando jóvenes, viejos, aburridos, borrachos, sobrios, eufóricos o frustrados, es inevitable cuestionarse el mundo que se ha replegado tras nosotros, para acabar formando nuestra pequeña constelación de placeres, dolores y recuerdos. Podamos o no escapar de ese destino inexorable que, según las tragedias griegas, nos persigue a cada cual como una bomba de relojería programada de antemano, lo seguro es que el pequeño universo de decepciones, sueños y manías que traza su órbita por dentro de cada uno está fijado, en gran medida, por un impulso minúsculo, una decisión arrebatada o una situación de incertidumbre entre dos caminos a escoger.

¿Y si un libro contase las dos historias en las que nuestra vida podría haberse convertido? Pues eso mismo se propuso Lionel Shriver (1957), una espléndida autora norteamericana, con el objeto de jugar con el lector y plantearle la compleja dicotomía que un día surgió en la existencia de su protagonista, Irina, dando así lugar a uno de mis libros favoritos: El mundo después del cumpleaños. Una obra que posee todos los ingredientes de una novela brillante; psicoanálisis incisivo de sus personajes, giros dramáticos, sexo, humor ácido y socarrón, consecuencias impredecibles, morbo, amor y pasiones y miserias humanas.

En el título ya se anuncia el punto de inflexión de los dos posibles rumbos de su personaje principal, Irina, que a lo largo de la obra alterna dos realidades espacio-temporales distribuidas en capítulos alternos -una claramente más luminosa y otra envuelta en un aura más oscura-. De origen ruso, esta ilustradora de cuentos infantiles, lleva una década saliendo con Lawrence, un hombre inteligente y amable que trabaja como experto en relaciones internacionales que pasa el día pendiente de los medios. Pero un buen día, Irina debe acudir sola a la celebración de cumpleaños habitual de Ramsey, un atractivo, juerguista y divorciado jugador de snooker, y tras cenar en un refinado restaurante japonés, lo que a priori era un plan obligado y poco apetecible para ella, acaba descubriendo la cara oculta de este segundo vértice de su triángulo, arrastrada hacia un torbellino de deseos, culpabilidades y decisiones.

Con este somero argumento previo, la línea argumental de El mundo después del cumpleaños se resquebraja en los dos posibles desarrollos, que toman como base un beso, (o la negativa de éste) y que revuelven por completo los cimientos de la vida de Irina. Muy lejos de pretender únicamente diseccionar el mundo de la infidelidad —por otra parte, magistralmente analizado, con sensibilidad y conocimiento de causa—, Shriver descompone pormenorizadamente la idea de los universos paralelos aplicado a las decisiones personales; Es una literaturización de todo lo que te pasa por la cabeza cuando tienes que decidir: intentas ver el futuro, imaginar las alternativas, el problema es que nunca puedes preverlo todo, afirmaba la autora en una entrevista para el suplemento cultural de El País, tras el estreno de la novela.

Shriver, aclamada por la crítica y galardonada con el Orange Prize por su controvertida séptima novela Tenemos que hablar de Kevin,-primera traducida al castellano- en la que estudió bajo una óptica de suspense el mal innato y la ambivalencia maternal en la relación con un adolescente de corte psicótico, en esta ocasión decidió seguir ahondando en la esencias más primitivas de las personas; abandonando la violencia y los lazos familiares, aquí decidió abordar conflictos más individualistas: la maduración, el precio que cuestan las elecciones irreversibles y también el sexo, que juega un papel fundamental y es tratado sin miramientos, descrito de forma explícita, morbosa, visceral y en ocasiones, triste. Shriver opinó a propósito de ello que el mayor error de los escritores con el sexo es que son demasiado geográficos, y eso es aburrido.

Si tenéis ocasión, devorad El mundo después del cumpleaños. Y si tenéis más de una, releedlo, porque será imposible que no os remueva algo por dentro mientras vais recapitulando los tropiezos y aciertos de su entrañable “Irina Galvina”. Parafraseando a su autora: Fascinará a cualquiera que se haya preguntado alguna vez qué habría pasado si hubiera seguido, o ignorado, uno de esos impulsos que cambian la vida. 

NOTA: 10 de 10

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