Munich, mon amour

David Trueba Blitz

Romper una relación es dejarse morir un poco, arrojar recuerdos al desagüe sin atreverse a tirar de la cisterna, darse de bruces con la soledad propia o anestesiar el cuerpo en la eterna búsqueda, ¿de qué? De más amor, de sexo, de risa, de olvido. De una tonelada de rabia, un saco de libertad, un chute de hormonas o una noche pasada por alcohol para borrar la complicidad rota, el sudor del amante conocido, la rutina doméstica hecha cenizas.

David Trueba retoma el tema del desamor y el naufragio emocional en Blitz, novela breve publicada por la editorial Anagrama, salpicada de humor socarrón, imbecilidad postraumática y un protagonista miserable con momentos de ternura puntual. Desde su comienzo en la andadura literaria, Trueba nunca ha descuidado la caracterización de sus personajes, realistas, complejos y teñidos en ocasiones de un catastrófico comportamiento de Peter Pan adolescente. Nostálgicos, impulsivos y sedientos de cariño. Beto, protagonista en primera persona de esta tragicomedia con carisma, es un arquitecto paisajista que acude a un concurso en Munich, punto de comienzo y lugar principal donde se desarrolla esta trama repleta de turbulencias emocionales, situaciones absurdas y derrumbamiento de clichés sobre el contacto entre un hombre más joven y una mujer madura, temática normalmente abordada como tabú social.

Abandonado por su novia Marta y con un plan de vida zigzagueante, Beto pasa unos días en la ciudad alemana entre intentos fallidos de masturbación en la ducha, recuerdos insolentes de su relación fallida y ganas de anestesiar con vodka su desgarro existencial. En el concurso al que se presenta conoce a Helga, una divertida sexagenaria que le duplica la edad y que modificará el rumbo de los acontecimientos. De lectura rápida, ritmo entretenido y constantes retazos humorísticos, Blitz se perfila como una novela menor del autor, frente a por ejemplo, la brillante y melancólica Saber Perder -ganadora del Premio de la Crítica en 2008- o ejercicios narrativos como el genuino road trip que supuso Cuatro amigos. Sin embargo, posee el encanto inherente a las creaciones de Trueba: el naturalismo de los personajes, el gusto por introducir un subtexto apetitoso para jugar con el lector o ese trasfondo socioeconómico de la crisis como apisonadora de sueños y proyectos para los más jóvenes. Su relato del sexo derriba mitos sin resultar pretencioso y es además, sentido, cómico y hasta feo por su cercanía, como el sexo de cualquier persona de a pie. En definitiva, esta no es una historia convencional de desengaño y recuperación amorosa, sino un soplo vital y ligero de frescura ante un género en muchas ocasiones trillado.

PD: Blitz significa relámpago, y deberías averiguar por qué es importante. ¡Hasta la próxima reseña!

NOTA: 6/10

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