Existe la idea popular de que el fotógrafo es por naturaleza un voyeur, el último invitado a la fiesta. Pero yo no soy una colada; esta es mi fiesta. Esta es mi familia, esta es mi historia.
El abrazo de Nan Goldin (1980) es la primera obra del apartado de Fotoadicta, un espacio que dentro de la sección de Fotografía&Ilustración de Literaturbia servirá para presentar cada semana una fotografía especial, ya sea clásica, contemporánea, vanguardista o de un autor emergente.
¿Todavía no conoces a Nan Goldin? Esta autora transgresora retrató en sus obras a su círculo más próximo, convirtiendo sus instantáneas en recuerdos reales donde se dan cita el erotismo de las relaciones sexuales, la devastación del sida, la violencia o la subversiva Nueva York del punk y de la contracultura. En su libro fotográfico titulado La balada de la dependencia sexual, Nan reflejó como nadie sus propias cicatrices, sus traumas y sus pérdidas, logrando un álbum de imágenes cercanas y crudas procedentes de su vida privada donde no existen muros entre el flash y la muerte, el amor y el zoom, el sexo y el olvido.
Para esta autora, fotografiar es el sinónimo más directo de recordar, de mantener intacta la memoria de sus años eléctricos en la ciudad neoyorquina del pecado, su tribu de amistades, sus canciones magnéticas, sus drag queens y sus yonquis, su sexo hambriento, sus muertos de sida. Y aunque para la definición de su estilo artístico bebió de maestros de la pintura como Rothko o Caravaggio y de fotógrafos célebres del mundo de la moda como Helmut Newton o Cecil Beaton, la realidad sin paliativos ni retoques siempre ha sido la mano tras el botón de su Leica clásica o de su M7.
El abrazo de Nan Goldin, o una crónica del amor tóxico
En esta obra sin precedentes, El abrazo -The hug-, se trata de una de las fotografías que mejor representan la auténtica esencia de Nan Goldin, reflejando la dicotomía existente entre la autonomía y la dependencia propia del amor romántico. Tomada en 1980 y considerada por el sector crítico como una pequeña obra maestra, la imagen muestra la tensión entre ternura y agresividad propia de las discusiones de pareja. Nan también se caracterizó por poner sobre la mesa la muestra de diferentes modelos sexoafectivos, un concepto de familia urbana y heterogénea alejado del tradicional y sobre todo, los estragos y heridas de la dependencia amorosa en las personas, ella misma incluida.
La estética de El abrazo asume el modo de representación propio de Nan Goldin: sin controlar la iluminación, sin preparar el escenario ni utilizar objetivos largos, la autora busca la cercanía máxima, la conexión emocional, los colores saturados, los enfoques pegados a la nuca de los protagonistas de su anticonvencional familia neoyorquina. Como en este abrazo -un abrazo doméstico misterioso, sin rostros visibles, con fuerza y amor pero impregnado de rabia y violencia contenida-, el resto de la obra de Nan es antidogmática, cruda, caliente y dolorosa como la vida misma.
Este abrazo forma parte del slideshow de 45 minutos y 700 imágenes que supuso La balada de la dependencia sexual, una obra fiel a la memoria como un diario escrito con la cámara al hombro, donde –como dije en este reportaje para Píkara– hallamos camas revueltas, picos de coca, amantes violentos, cucharas calientes, dientes podridos, parejas dependientes, niños fumando, drags trasnochadas, y hasta el autorretrato escalofriante de una paliza que su propia pareja propinó a Goldin. Las postales de una vida tan turbulenta como valiente.
Esta es la primera, pero no la única ocasión en la que tendremos el placer de disfrutar de Nan Goldin en el apartado de Fotoadicta. ¿Ha sido capaz esta fotografía de erizarte la piel?