La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.
Agatha Christie
¿Que diablos pasaría por la cabeza de Agatha Christie para ser capaz de convertir sus novelas detectivescas en una droga literaria? Comúnmente conocida como la dama del misterio o la reina del crimen, la escritora más traducida del mundo sigue siendo, casi cuatro décadas después de su muerte, un icónico referente mundial para los amantes del género policíaco. A día de hoy, sus libros más famosos, como Diez negritos o Asesinato en el Oriente Express, se siguen vendiendo como churros y sus tramas siguen resultando tan adictivas como la Coca-Cola. En este artículo podrás descubrir algunos de los secretos de la creadora de Hércules Poirot y Miss Marple.
Aunque la británica destacó con sus, nada más y nada menos, que 66 novelas policiales y detectivescas, también se atrevió con el género rosa publicando seis obras bajo el pseudónimo de Mary Westmacott e hizo sus pinitos como autora teatral con las magníficas Testigo de cargo y La ratonera. Esta última lleva representándose ininterrumpidamente desde 1952, constituyendo una de las obras teatrales de mayor éxito en la literatura universal. ¿Encontró Agatha la piedra filosofal de la literatura de misterio? ¿Cuáles fueron sus fuentes de inspiración para convertirse en la reina del género negro? ¿Cómo comenzó su devoción por la escritura?
10 cosas que aún no sabes sobre Agatha Christie
- Agatha relató en su propia autobiografía como comenzó a escribir gracias a una gripe soporífera. «Me aburría. Había leído muchos libros, intentando trece veces acabar un solitario y ordenado un rompecabezas. Estaba dándome una mano de bridge, cuando asomó mi madre. ¿Por qué no escribes un cuento? -me dijo-”.
- Siendo niña, escribió una novela y la envió a un amigo de su familia, el primero que le dio algunos consejos para convertirse en la reina del misterio: «Tienes grandes dotes para el diálogo y deberías cultivarlo para que sea natural. Procura suprimir toda moralización; te gustan mucho, pero resultan aburridas. Deja sueltos a los personajes para que hablen por sí mismos, en lugar de sugerirles lo que tienen que contar y explicar al lector lo que quieren decir. Que lo juzgue quien lo lea. Presentar dos tramas es un defecto propio del principiante. Pronto te dolerá malgastar así los argumentos». Estas recomendaciones la acompañarían durante toda su obra.
- El detective protagonista de muchas de sus obras, el perspicaz Hercules Poirot, ya apareció en su primera novela: El misterioso caso de Styles (1920), escrita mientras trabajaba como enfermera durante la Primera Guerra Mundial. En este trabajo conoció a fondo los secretos de la toxicología, las dosis precisas para los envenenamientos o los síntomas y consecuencias de diversas enfermedades, conocimientos que sus perversos asesinos aprovecharon en la ficción.
- Un suceso curioso fue la misteriosa desaparición protagonizada por la propia Agatha en 1926, cuando todavía estaba casada con Archibal Christie -del que se divorció en 1928- y sufría una fuerte depresión. El coche de la escritora apareció abandonado cerca de una carretera. Cuando todos sus allegados barajaban hipótesis catastrofistas entre un accidente, un asesinato o el propio suicidio, Agatha fue hallada once días más tarde con un cuadro de amnesia, registrada en un hotel con el nombre de una amante de su marido. Las malas lenguas atribuyeron el episodio a una estratagema publicitaria. Sin embargo, su tendencia a la depresión no supuso en el futuro un obstáculo para su proceso creativo, ya que llegó a decir que «la tristeza es la cuna de inspiración de todo escritor».
- Los viajes a Siria e Irak junto a su siguiente esposo, el arqueólogo Max Mallowan, fueron grandes recursos de inspiración para sus obras de la década de los 30, ambientadas en parajes exóticos y remotos, como Asesinato en Mesopotamia o Muerte en el Nilo.
- A la hora de escribir, la inglesa lo tenía claro: prefería la escritura a mano y defendía firmemente la economía de redacción para las tramas detectivescas. Hasta que adquirió su residencia de Sheffield Terrace en Londres, acostumbraba a redactar a mano sus historias en diferentes habitaciones y más tarde, transcribía los borradores a máquina de escribir. En una ocasión, incluso escribió dos obras a la vez para mantenerse más fresca- Un cadáver en la biblioteca y El misterio de Sans Souci -. Christie no tuvo problemas en hacerlo durante la Segunda Guerra Mundial, ya que tenía una increíble capacidad para desconectarse del mundo exterior.
- Poirot -personaje al que Agatha acabó aborreciendo por considerarlo una influencia egocéntrica de su creación, aunque se resistió a abandonarlo dado el inmenso éxito que cosechaba entre el público de novela negra- se trata del único personaje de ficción que tuvo un obituario en el periódico The New York Times tras su última aparición en Telón de 1975, obra postrera de la autora. Algunas teorías apuntan a que, para la creación de su famoso detective, la dama del crimen se inspiró en un refugiado belga.
- En todas sus novelas de intriga, Agatha interacciona con el lector y le reta a descifrar la identidad del asesino. Por eso, al principio de cada libro proporcionaba una lista con los personajes, sus nombres, roles y características, y a lo largo del argumento dosificaba la información, asegurándose de que los lectores pudiesen anticiparse al detective. A pesar de ello, averiguarlo no era nada sencillo y sus obras destacan por finales sorprendentes y asesinos tremendamente inteligentes -buena muestra de ello son La casa torcida, Matar es fácil o la célebre Diez negritos-.
- Sus éxitos de ventas la condujeron a ser calificada por el Guinnes de los Récords como la novelista más vendida de todos los tiempos, sólo equiparable en cifras a Shakespeare y a la Biblia.
- Y no es el único record: según el Index Translationum, Agatha Christie es la autora individual más traducida del planeta, ya que cuenta con ediciones en al menos 103 idiomas. Además, en 2013, su obra El asesinato de Roger Ackroyd fue votada como la mejor novela de crimen de todos los tiempos por la Asociación de Escritores de Crimen.
Si ya has pasado alguna noche en vela intentando descubrir al asesino -y sus cómplices- de algún macabro y sangriento asesinato, no hace falta convencerte de que la fórmula de Agatha Christie es el equivalente a un chute literario de la droga más fuerte. Si todavía no has tenido una novela negra de la británica entre tus manos, ponte tu sombrero y tu pipa de detective y lánzate a resolver tus pesquisas.