«Estos días azules y este sol de la infancia», decía Antonio Machado. Otro verso de la poeta Alba Flores dice «no nos asustó la sangre/hasta que fuimos mayores». Esa meseta lejana y a su vez infinita llamada infancia es el terreno donde discurre Vozdevieja, la primera novela de Elisa Victoria publicada por Blackie Books. Una época de la vida que no es precisamente camino rodado sino campo de minas, eso sí, surcado de filetes empanados y pucheros calientes, conversaciones con la abuela y descubrimientos corporales, benditas revistas que rezuman sexo y violencia, miedo de hacerse mayor y Chabeles ataviadas con sus mejores galas.
Marina es una niña de nueve años con terror a la orfandad debido a la enfermedad de su madre y el poso de la desaparición de su padre. En un sequísimo verano sevillano de principios de los noventa que parece eterno y a la vez una pasarela hacia los primeros coletazos de la vida espera aterrada los cambios, bucea en su mente de niña-vieja, tan tremendista como cínica, tan precoz como infantil, en busca de respuestas. Después de dos volúmenes de poesías y numerosas colaboraciones, Elisa Victoria crea en esta original ópera prima una de las mejores novelas del año, escribiendo desde las entrañas de una niña sin paternalismos ni idealizaciones, recordando con picardía y dulzura que la infancia también pincha y escuece. Y a veces, es divertidísima.
Así, entre sus páginas hallamos una voz desenfadada y personalísima, poética y costumbrista, deslenguada y socarrona que estira un verano para hablarnos de terrores cósmicos, tetas que crece, existencialismo feroz, dilemas amorosos, lazos de sangre y viñetas que pueden salvarte la vida. Una novela sin igual, que nos devuelve a ese destello a veces dorado, a veces traumático, en el que nos hicimos un poco mayores. Nos recuerda que una abuela es una amiga insustituible cuyo humor y amor incondicional son una luz para siempre. Ya sea para hablar de ovnis, aprender nuevos tacos o cenar croquetas al fresquito. Porque esta obra también es una oda al aprendizaje intergeneracional, un canto a todas esas abuelas guerreras cuya venganza siempre ha sido la alegría y un homenaje a esas amistades asimétricas, a esos amores para toda la vida que van de los 0 a los 100 años y que se tejen entre nietas y yayas.
También nos recuerda que dentro de cada niña hay inquietud, ganas de comerse el mundo a bocados, miedo, aspereza, deseo, curiosidad, penas hondas y carcajadas a borbotones. Como se autollamaba Gloria Fuertes, también Marina es una «chula sentimental». Vozdevieja es de esos chicles irresistibles de colores estridentes y envoltorio noventero que al morderlo, te derrama un líquido picante en la boca. No te cansarás de masticar.