Las luces de los peces de ciudad

Jenny Holzer

¿Si pudieses emplear el macrocosmos urbano en el que vivimos y la persuasión de los mensajes publicitarios, las pancartas lumínicas o la gigantesca altura de los edificios para transmitir ideas a una población anestesiada, qué les dirías? ¿Te creerían, pasarían de largo sin pestañear o tal vez, recordarían tu mensaje mientras mastican la próxima hamburguesa del McDonald´s diez minutos después? La misma duda se planteó en los años setenta la artista conceptual Jenny Holzer (1950), protagonista de este Fotoadicta semanal. Una mujer extraordinaria cuya obra merece la pena conocer. En su caso, la ubicación es un aspecto indisoluble del arte. Y tu mirada, también. Sé bienvenida o bienvenido a un cóctel de intenciones, significados y apropiaciones.

Además de la preeminencia de la idea sobre la forma que abanderó la plural corriente artística del arte conceptual, a partir de los años 60 se concibió como importante la mirada del espectador para activar la obra artística, participar de ella, recorrerla o interpretarla según sus prejuicios, miradas, emociones o sensaciones. Porque como dijo Foucault, el significado nunca es inocente. Así, Jenny Holzer apostó por las intervenciones en espacios públicos en toda clase de formatos con diferentes tamaños y materiales: posters, letreros luminosos, pegatinas o señales. Incluso camisetas o contenidos audiovisuales en la red. Todos los artilugios destinados a reproducir la cultura popular, la industria o los mass media son útiles para subvertir significados y llamar la atención de los transeúntes.

¿Qué nos recuerdan sus proclamas? Que todo texto, que cualquier contenido siempre está ligado a una existencia material, un tiempo, un lugar y un autor con unas intenciones determinadas. Para ello, emplea las estructuras usadas en los medios de comunicación de masas, así como la monumentalidad de la estética de lo eterno para empapar edificios, anuncios electrónicos y calles urbanitas de significantes. Los contenidos que hay detrás de ellos son el reflejo de diversos aspectos políticos, feministas y ambientales.

Jenny Holzer utiliza las estructuras de los medios de comunicación y de la estética del eterno para escribir textos que son transmitidos en espacios públicos: en las paredes de los edificios, en la calle, en carteles publicitarios, en anuncios electrónicos. Sus mensajes reflejan fuertemente aspectos políticos, feministas y ambientales. Así, atribuyéndole importancia a la ubicación y la recepción de su obra, las palabras se nutren de una nueva capa de significados, el texto pasa a tener valor de imagen y es tomado como un elemento estético, mientras que el arte plástico se convierte en un discurso cargado de intencionalidad.

La ciudad moderna es el lienzo de Jenny Holzer, una prueba más de la desmaterialización del arte de nuestro tiempo, de la fuerte convicción de que éste se ha desparramado fuera de sus lindes para ocupar sitios anteriormente insólitos. Una demostración de que ver y mirar son sinónimos divorciados, que los espacios públicos nunca son neutros, sino lugares cargados de memoria, de palabras y de mensajes que podemos atrapar en nuestros ojos o dejar pasar, como las luces espídicas de la próxima valla publicitaria que nunca ignoras del todo.

(Y si te has quedado con hambre, puedes visitar aquí la página web de la autora)

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